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de junio de 1960- 30 de junio de 2020. La República democrática del Congo
celebra 60 años de independencia. Como oriundo de esa hermosa tierra esa
efeméride no me puedo dejar indiferente.
Cuando
éramos niños nos llegaban ecos de aquel acontecimiento, que debió ser
grandioso. A todos los chavales de mi época, en los inicios de los años 70, nos
resonaban canciones que, una década antes, nuestros abuelos, padres y hermanos
mayores cantaron, y relatos que acompañaron aquella independencia que se arrancó
a los belgas: “Lipanda tsha tsha to zui
eeee” (“la independencia hemos conseguido”).
Llegada del rey Balduino |
Todo
indicaba el inicio de una nueva era después de casi un siglo de brutal e
inhumana colonización belga. Por cierto, conocí en mi infancia a varios
familiares a los que les faltaban algunas extremidades (mano o pie) como
consecuencia de los castigos que infligían los colonos.
Conseguida
la ansiada independencia, las cosas empezaron a torcerse desde el minuto uno. Porque
no hubo verdadera voluntad por parte belga de conceder esa independencia (fue “arrancada”);
prueba de ello es que no se prepararon las cosas y no hubo ninguna transición.
La élite que asumió las riendas del país no tenía formación para asumir tamaña
responsabilidad (baste con señalar que el país contaba con apenas media decena
de universitarios). Esto explica, en gran medida, el caos subsiguiente:
guerras, hambrunas, enfermedades, expolio de recursos…
60
años después los congoleños siguen frustrados. Con métodos sutiles y en
colaboración con sus secuaces locales, los colonos siguen mandando hoy más que
ayer. Y para que no pasen otros 60 años de desilusión, va siendo hora de luchar
por una verdadera independencia.
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