África se ha convertido en
los últimos tiempos en el nuevo El dorado, y cada vez más emprendedores extranjeros
tienen entre sus objetivos el expandir sus negocios o iniciar alguna actividad
en ese continente. Pero sería ingenuo pensar que basta con solo extender la mano y recoger el tesoro. De ahí que a todos los que nos consultan les solemos decir
que invertir en África requiere un conocimiento minucioso, no solamente de las
diferentes oportunidades sino también de los riesgos y, sobre todo, del terreno.
Prestigiosos estudios e
informes internacionales, de manera recurrente, afirman que África está
registrando un importante crecimiento desde hace más de una década debido,
principalmente, a los recursos naturales tan apreciados en los mercados
internacionales; al desarrollo del sector servicio y de la producción
industrial que necesitan inversión extranjera; y a una demografía favorable a
la actividad económica. Y como resultado, la emergencia de una clase media
dispuesta a consumir, convertida en objeto de deseo de los inversores
extranjeros.
Conocer los entresijos de
cada región, de cada etnia y de cada cultura se revela esencial si se quiere
tener éxito en el mundo de los negocios en África. No hay que subestimar que cada
civilización funciona de forma diferente, por lo que entender sus líneas de
fluctuación puede ayudar a solventar posibles situaciones conflictivas y a garantizar el éxito de la iniciativa
emprendedora.
Saber identificar las
oportunidades se antoja fundamental. La elección del sector en el que se desea
iniciar la actividad es importante. Si bien África es un continente dónde todo
está por hacer y cualquier iniciativa puede resultar beneficiosa, los recursos
naturales y la agricultura son los sectores más prometedores en el momento
actual.
Entre los errores que habría
que evitar está el no contar con trabajadores locales y llevarse a expatriados.
Llevarse consigo trabajadores desde el país de origen, aparte de subestimar la
capacidad de los lugareños, conlleva el riesgo de que se considere a la empresa
como una más de la larga lista de las empresas coloniales que tanto han
expoliado el continente. Por tanto, sería deseable que la empresa, si bien es de capital
extranjero, tenga un anclaje en el territorio a través del personal autóctono.
Finalmente, y quizá más
importante, considerar a África no como
una despensa o especie de lugar donde se almacenan alimentos antes de ser
utilizados, sino como un mercado
donde se encuentran la oferta y la demanda de productos y servicios y se
determinan los precios en beneficio de las partes intervinientes.
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