El país centroafricano lleva
exportando petróleo desde 2003. Las autoridades pregonaron entonces por los
cuatro vientos que se utilizaría el dinero para sacar a la población de la
pobreza.
Ha pasado ya un tiempo más
que suficiente para que se haga una evaluación de lo realizado hasta la fecha. Se
sabe que la capacidad de producción del país es de unos 120.000 barriles de
petróleo al día, lo que supone que Chad ha podido ingresar, desde 2004 hasta
hoy una cantidad cercana a los 5.000 millones de euros.
Refinería de Djermaya |
Sin embargo, a la hora de la
verdad, nada ha cambiado en la vida de los chadianos. En muchos aspectos, la
vida cotidiana de la población incluso ha empeorado. No olvidemos que Chad es uno de los
países más pobres del planeta; ocupa el puesto 183 de 187 países en la última
clasificación del Índice de Desarrollo
Human cuando, en el Índice de 1999, antes del petróleo ocupaba el puesto 162.
La pregunta obvia es, ¿dónde
está el dinero del petróleo?
Cuando uno escucha al
Gobierno, parece que todo va viento en popa: “el petróleo ha permitido el
crecimiento del país”, dice el ministro de infraestructuras, Adoum Younoussmi.
Que el país ha pasado de tener 300 km a 2000km de carreteras asfaltadas; de una
a cinco universidades y que la capital, N’Djamena está en pleno crecimiento y
renovación.
No obstante, tras la lectura
del informe de la ONG CCFD-Terre
solidaire, tenemos algunas pistas sobre el destino del dinero que pertenece a
todos los chadianos. Siguiendo las revelaciones del informe, una parte
importante de los ingresos provenientes del petróleo va a parar a la compra de
armas. De 2004 a 2010 el gasto militar de Chad se ha multiplicado por ocho,
pasando de 53 a 420 millones de euros.
El gobierno del presidente
Idriss Deby justifica estos gastos por la inestabilidad en el este del país.
Sin embargo, una incursión de rebeldes en febrero de 2008, apoyada por Sudán,
llegó hasta las puertas del palacio presidencial. Sólo la intervención francesa
evitó la caída del régimen. Entonces surge una pregunta obligada: si han habido fallos de seguridad de ese calibre, ¿realmente
se utiliza bien ese dinero dedicado al armamento?
Aquí aparece la segunda
pista: la corrupción, la gran enfermedad de la sociedad chadiana. Es verdad que
el régimen ha gastado fondos en armamento para reforzar “su seguridad”. Pero el
dinero del pueblo se está desviando a cuentas bancarias de unos pocos.
De cara a la galería, el
presidente del país centroafricano creó en 2010 el Ministerio de Moralidad y
Buena Gestión para combatir ese mal que afecta la estructura misma del Estado. Y lo más sarcástico es que su titular, Ahmadaye Al Hassan, ha
acabado entre rejas por robar los fondos dedicados a la lucha contra la
corrupción.
Deby y Al Bashir en su boda |
En lugar de dar ejemplo, el mismo presidente Idriss
Deby Itno se acaba de casar, y no ha ahorrado
gastos en su boda a la que asistió, por cierto, el presidente sudanés Omar Al
Bashir, contra quien pesa una orden internacional de busca y captura por
crímenes contra la Humanidad. Ha repartido a la familia de su esposa todo lo que
ha querido, mientras su pueblo se muere de hambre y una terrible sequia amenaza una parte importante del país. Prueba de ello es que el Lago Chad corre el peligro de desaparecer.
Así, pues, los recursos
petrolíferos chadianos se los reparten entre las empresas extranjeras encargadas de las
refinerías (entre ellas las chinas, americanas y francesas), las empresas vendedoras de armas (rusas,
chinas y occidentales), y los miembros
de la “Itnomachie” (termino con el que se conoce en la jerga local a la oligarquía
que dirige el país, tomado del apellido del presidente: Itno). El pueblo, mientras, asiste a ese reparto como mero espectador que, además, molesta.
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