La
maldición de los recursos, también conocida como la paradoja de la
abundancia, explica que países y regiones con una abundancia de recursos
naturales tienden a tener un menor crecimiento económico y resultados
de desarrollo peores que los países con menos recursos naturales. Sin
embargo, existen excepciones; y en África, se llama Botsuana.
Año
tras año, y en casi todos los índices que se publican, este país de
África austral se consolida como un verdadero caso de éxito de
desarrollo económico y humano en el continente; y eso que posee enormes
depósitos de diamantes y vastas zonas vírgenes de desierto, donde los
grandes felinos y elefantes andan libres como en buena parte de los
países vecinos.
La clave está en unos
gobiernos prudentes, en la estabilidad política y en una visión a largo
plazo. Una gerencia sabia llevada a cabo por los líderes de Botsuana ha
hecho que el país evite la «maldición de los recursos» que ha llevado a
desperdiciar riqueza mineral y belleza natural en otros lugares del
continente.
Los dos primeros presidentes del
país, Seretse Khama y Ketumile Masire, a diferencia de sus colegas
africanos, se marcaron como prioridad el desarrollo social por encima de
intereses personales. Usaron la ayuda internacional para el desarrollo y
los crecientes ingresos por los diamantes para invertir fuertemente en
servicios sociales como la salud y la educación. A pesar de que buena
parte de la población sigue estando por debajo del umbral de la pobreza,
los resultados son reconocibles: tasas de salud y alfabetización muy
altas, la asistencia a la escuela primaria es superior al 90 por ciento,
caída imparable de índices de pobreza, etc.
El
consenso ha sido la forma de gobierno que ha caracterizado a Botsuana
desde mucho antes de la independencia, mientras que en la región los
conflictos y las guerras desangraban y destruían pueblos enteros. Esto
podría explicarse porque algunas instituciones nativas previas a la
colonización siguen siendo parte esencial del funcionamiento actual, y
se mantuvieron incluso mientras Botsuana fue un protectorado inglés. Una
de ellas es la kgotla, una asamblea étnica donde se discuten y
se toman decisiones consensuadas sobre aspectos políticos y legislativos
que afectan a la comunidad de forma colectiva. El debate es guiado por
las autoridades tradicionales y está prohibido interrumpir; además, la
jefatura no es estrictamente hereditaria, sino que está abierta a
cualquier hombre que demuestre una capacidad significativa. Esta
institución fue la base para asimilar el pluralismo en el sistema
político posterior a la independencia mientras la mayoría de países del
entorno caían en el autoritarismo.
Se dirá que el país
no ha diversificado su economía, que depende del turismo y de la
extracción de diamantes; que empiezan a aflorar casos de corrupción; o
que no ha habido una distribución uniforme de los frutos del desarrollo y
crecimiento económico. Sin embargo, lo que nadie dudaría es que
Botsuana es, de momento, una excepción en África.
Texto original en Mundo Negro
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