miércoles, 4 de enero de 2012

Por fin se vislumbra un verdadero despegue de África


Con las celebraciones de Navidad y de Año Nuevo, y los ecos de las elecciones generales, pasó casi inadvertida en los medios españoles el editorial que la prestigiosa revista británica The Economist consagró al continente africano el pasado 1 de diciembre. En el momento en que Europa se enfrenta a la austeridad económica, el semanario presenta a África como “continente de la esperanza”. Considera que África está en crecimiento y que, después de décadas de estancamiento, tiene  posibilidades reales de seguir los pasos de Asia.
Empieza su editorial con un ejemplo del desarrollo galopante del continente, el mercado de Onitsha en Nigeria: más de tres millones de personas acuden a este mercado a comprar arroz, jabón, ordenadores, material para la construcción. Es un centro importante de negocios en el Golfo de Guinea, una región devorada por la corrupción, la piratería, la pobreza y las enfermedades, pero en la que viven también millones de emprendedores motivados y de consumidores con un poder adquisitivo creciente.
Las razones, según el semanario, que explican que África esté registrando un importante crecimiento desde hace una década son los recursos naturales, el desarrollo del sector servicio y de la producción industrial, y una demografía favorable.
Resultado: emergencia de una clase media africana. Este despertar atrae cada vez más inversores extranjeros, encabezados por China, Brasil y Turquía.
Pero queda todavía muchas cosas por mejorar: millones de personas viven todavía con menos de un dólar al día; la esperanza de vida no pasa de 50 años en muchos países, territorios amenazados por la sequía; sin olvidar la autocracia, la corrupción y los conflictos armados.
Aun así, la esperanza se asienta en el continente. Y éste saldrá adelante más bien a través de intercambio comercial que por otros medios, sentencia el rotativo.

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