Los africanos habitan un continente que es un inmenso tesoro; rico no sólo en materias primas sino también en energía renovable, agua, tierras fértiles, fauna, flora… y sobre todo, en su gente.
Recursos naturales
África cuenta con el 97% de las reservas mundiales de cobre; el 80% de las de coltán; el 60% de las de diamantes; el 57% de las de oro; el 50% de las de cobalto; el 49% de las de platino; el 41% de las de vanadio; el 32% de las de manganeso; el 23% de las de uranio y fosfatos; el 20% de las de hierro y cobre; y otras muchas materias primas.
Este continente posee una importante riqueza en recursos energéticos: el 14% de las reservas mundiales de petróleo. Los países del Magreb y muchos Estados del África negra cuentan con importantes yacimientos de petróleo y gas natural. Además, en gran parte de África un panel de energía fotovoltaica produce el doble de electricidad que en Europa central, según el estudio de las posibilidades de desarrollo de las energías renovables en ese continente que ha elaborado el Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea.
Los recursos hidráulicos son también muy importantes, aunque con menor grado de utilización. África está bañada por grandes y caudalosos ríos: Congo, Limpopo, Níger, Nilo, Orange, Senegal, Volta, Zambeze…
En el sector de la Alimentación, África cuenta con tierras fértiles, bosques y grandes bancos de pesca. La mayor parte de estos recursos está sub-explotados o concedidos a empresas extranjeras.
El turismo se está abriendo paso. Algunos países, como Marruecos, Túnez, Egipto, Kenia, Tanzania y recientemente Senegal han desarrollado una destacada industria de este tipo, aunque en la mayor parte del continente tiene un escaso desarrollo.
Y sobre todo, África cuenta con una población joven y dinámica. En la actualidad hay cerca de 200 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años de edad, representando el 20% de la población. En 2005 el 62% de la población total de África eran menores de 25 años
La cruda realidad
A pesar de su riqueza natural y humana, África, y en particular el África Subsahariana, es la zona más pobre y con menor desarrollo del planeta. El continente solo representa el 1% del producto interior bruto mundial mientras su población representa el 12% mundial. Muchos habitantes del continente viven con menos de un euro diario y más de 140 millones son todavía analfabetos. La situación alimentaria también es dramática: el 26% de la población padece necesidades alimentarias. Desde una perspectiva de sanitaria, se da una situación de gran emergencia: África tiene el 70% de las muertes por SIDA y el 90% de las muertes debidas al paludismo. Más de dos millones de niños mueren cada año antes de llegar a la edad de un año.
¿Por qué esta contradicción?
Ante esta imagen claroscuro, donde gran cantidad de recursos van acompañados de dramáticas situaciones de emergencia social y sanitaria, es inevitable preguntarse por qué los habitantes de un continente tan rico son, mayoritariamente, pobres.
Se suele acudir a dos explicaciones, que podríamos calificar de clásicas porque las encontramos por doquier, para explicar esta situación. Por una parte, la explicación que podríamos llamar positivista y malthusiana, que encuentra la dificultad del despegue de África principalmente en el crecimiento demográfico. Esta corriente sostiene que no hay posibilidad de salir del subdesarrollo con un crecimiento tan rápido de la población como el que se da en África. Se ha pasado de 450 millones de habitantes en 1960 a casi el doble en la actualidad.
La otra explicación es la que llamaríamos histórico-política. Esta encuentra la explicación de la contradicción que vive el continente africano en el colonialismo y el neocolonialismo; en la responsabilidad de las potencias occidentales y de sus secuaces africanos que se han aprovechado de África de una manera egoísta, evitando su independencia y desarrollo.
En realidad, ni el primero ni el segundo análisis puede considerarse exhaustivo. África es un inmenso continente con situaciones muy diversas. Así que no debemos generalizar, ya sea en la evaluación de los problemas, o en la propuesta de soluciones. En todo caso, es importante tener en cuenta estos dos intentos de explicación para entender la contradicción que vive África.
Añadiríamos un elemento muy importante, a nuestro entender, que también explicaría en parte esa contradicción: el analfabetismo; tanto de los que realmente no saben ni leer ni escribir, como el de los dirigentes que creen saber lo que han de hacer. En los dos casos se está expuesto a toda clase de manipulación y sometimiento.
De ahí que la educación constituya la tabla de salvación de África. No hay mejor método anticonceptivo y de control demográfico que el conocimiento y el saber; y mejor forma de sacudir el neocolonialismo que la ilustración. El verdadero despegue de África pasa por la educación (en todas sus formas), que haga de los africanos verdaderos protagonistas de su historia.
He descubierto tu blog gracias a Guiguinbali, y te he dedicado una pequeña entrada en el mío.
ResponderEliminarUn saludo!
http://olvidados.blogia.com/2012/021701-radiografia-de-africa.php
Me parece perfecto. Un saludo
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