"Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará".
Parece que se hace realidad este pasaje del Evangelio con la crisis que estamos padeciendo: los ricos se están forrando y son cada vez más ricos, y los pobres, cada vez más pobres.
Los poderes públicos, en su intento de atajar la crisis, parecen adoptar medidas que afectan más a los débiles que a los fuertes. Esquivan, por ejemplo, el impuesto sobre las rentas más altas, mientras que recortan las prestaciones sociales que tienen repercusiones en los más humildes económicamente.
En algunos países, como Francia o Alemania, los ricos se han dado cuenta del "mateazo", son conscientes de haberse aprovechado de la crisis de manera abusiva, y piden a sus gobiernos que les graven más.
Me pregunto: ¿cuánto tiempo más seguirán nuestros gobiernos sin darse cuenta del mateazo?
Aquí en España siempre se inventarán los ricos algún sistema para evadir impuestos. Por ejemplo, hay que ver como en los trenes de Suiza a España y, viceversa, van repletos de maletines con dinero negro. Los franceses, historicamente han tenido mucho valor para ayudar al pueblo.
ResponderEliminarEl autor de este texto acierta de pleno en su diagnóstico y pone de relieve la realidad que significan históricamente los gobiernos de izquierdas. Esto es, erradicar la clase media, favoreciendo a los más pudientes (con frecuencia muy cercanos a dichos gobiernos, estando habitualmente los propios integrantes de esos gobiernos involucrados de manera personal en ese trato de favor), y castigando a la clase trabajadora con la destrucción del empleo no cualificado, incremento de los impuestos y creación de obstáculos y barreras para que las clases más bajas tengan como misión imposible la de salir de esa condición.
ResponderEliminarEsos gobiernos suelen potenciar políticas de fomento del desempleo, penalizando el esfuerzo y premiando la holgazanería y la no ocupación en actividades productivas. En épocas recientes en España, este efecto queda palpable en las políticas de fomento del desempleo implantadas en las últimas décadas con un gran éxito entre la población receptora de ayudas a la inactividad en zonas como Andalucía y Extremadura.
El actual gobierno de España (2004-2011) ha tratado de implantar a nivel estatal dichas políticas de penalización del esfuerzo, que tan buenos resultados electorales han surtido históricamente, provocando el colapso definitivo de la economía.
Amparados bajo el epígrafe de "políticas sociales", tradicionalmente los gobiernos de izquierdas han tratado de obtener el favor electoral de los más proclives a la ociosidad tratando de hacer realidad la utopía de que todos los ciudadanos tienen derechos y no obligaciones, con mensajes muy dirigidos y estudiados como el pronunciado por el actual gobierno de que "el dinero público no es de nadie", transmitiendo la idea de que existe un Estado con recursos infinitos que financiará ilimitadamente la indolencia de todos los ciudadanos que decidan no trabajar aún teniendo todas las capacidades para hacerlo. Dichas políticas han conseguido ponerse en marcha bajo situaciones de bonanza económica heredadas, que en el caso de la España reciente coincide con que han sido resultado de la gestión rigurosa y estricta desde el punto de vista económico de gobiernos tildados de derechas, preocupados por fomentar condiciones favorables para la creación de empleo y la actividad emprendedora, elementos generadores de mayor producto interior bruto y por ende mayor recaudación de impuestos.
Algo tan obvio como es que el que haya más personas produciendo, tiene como primera derivada el que existirán más personas pagando impuestos, con lo que la recaudación fiscal se verá incrementada e incluso se podrá contemplar como derivada segunda la disminución de dichos impuestos, pues esto generará el ánimo para emprender mayores actividades empresariales en un círculo virtuoso de crecimiento económico y en consecuencia mayor recaudación fiscal, históricamente ha sido descartado por los gobiernos de izquierdas, más proclives a la implantación de las mencionadas políticas etiquetadas como de avances sociales donde se fomenta que los ciudadanos abandonen la actividad productiva pues continuarán ingresando del Estado sin la realización de un esfuerzo a cambio de dichos ingresos.
Regresado al argumento original que el autor de este post tan acertadamente ha expuesto, quien haya vivido en países denominados del Tercer Mundo conocerá la ventaja que para las clases altas supone la inexistencia de clase media, pues tanto para el desarrollo de sus actividades económicas como para elementos tan puntuales como son el contar con un nutrido servicio doméstico, es muy favorecedor el contar con una enorme clase baja cuyos costes son inhumanamente reducidos, pudiendo emprender negocios con unos costes muy ajustados, a costa de que dichas clases bajas pierdan facultades y nivel adquisitivo.
(Continúa en el siguiente comentario por la limitación de 4.096 caracteres por comentario)
(Viene del comentario anterior por la limitación de 4.096 caracteres por comentario)
ResponderEliminarDe forma que como bien expone el autor del post, este gobierno se ha desempeñado con denuedo durante sus dos legislaturas en un claro trabajo de favorecer a las fortunas más cercanas ideológicamente para potenciar su crecimiento en muy distintas actividades empresariales, a la vez que ha luchado contra la existencia de la clase media potenciando el desempleo y logrando unas cifras cercanas a los 5 millones de personas sin trabajo estando en condiciones de hacerlo. Es bien sabido que al igual que la energía ni se crea ni se destruye, ya que solo se transforma; de esa misma manera el dinero ni se crea ni se destruye, ya que solo cambia de manos. En el caso que el comprometido autor de este post ha expuesto de manera tan explícita, el resultado del actual gobierno es que la riqueza que esos 5 millones de ciudadanos podían generar con su trabajo, ha sido cambiada de manos hacia las clases más altas y fortunas cercanas ideológicamente a dicho gobierno.
Enhorabuena por la exposición tan clara del autor, demostrando con su denuncia que no es un fenómeno nuevo sino que ya en la Biblia se hablaba de él. Confiamos en continuar recibiendo denuncias por su parte de estos atropellos a los derechos más elementales de las personas, amparados en argumentos tan dispares como los expuestos pero que bien comunicados hacia la sociedad serán incluso loados por los propios damnificados.