Cuenta el diario ABC que “si la cumbre de la Unión Europea de diciembre fue la del desaire de Nicolás Sarkozy a David Cameron, la mantenida este lunes en Bruselas ha vuelto a escenificar la distancia entre el presidente francés y el «premier» británico”. Pero lo que no añade el periódico, y que nosotros sí hacemos, es que ese mismo día, a miles de kilómetros, en Adis-Abeba, capital de Etiopía, en otra cumbre, volvían a chocar intereses franceses y británicos.
Camerón y Sarkozy |
Pues, los líderes reunidos en la XVIII cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Africana (UA) decidieron prolongar el mandato de la actual Comisión hasta la próxima reunión, prevista dentro de seis meses, ya que ninguno de los candidatos consiguió la mayoría necesaria para acceder al cargo.
Las normas de la UA estipulan que, de no llegar a una mayoría de dos tercios de los votos, la presidencia de la Comisión de la UA debería recaer en su vicepresidente hasta la siguiente cumbre, pero varios países se opusieron a esta solución. Aunque el mandato del actual presidente de la Comisión, el gabonés Jean Ping, concluye en abril, los líderes africanos decidieron ampliarlo hasta la próxima cumbre, prevista para dentro de medio año.
Al puesto aspiraba también la ministra del Interior de Sudáfrica, Nkosazana Dlamini Zuma. No obstante, aun siendo el único candidato en una de las rondas de votación, Ping no obtuvo el número necesario de sufragios para acceder un segundo mandato.
Al puesto aspiraba también la ministra del Interior de Sudáfrica, Nkosazana Dlamini Zuma. No obstante, aun siendo el único candidato en una de las rondas de votación, Ping no obtuvo el número necesario de sufragios para acceder un segundo mandato.
El reparto del continente africano |
La pregunta que todo observador se haría es la de saber por qué no se ha llegado a un acuerdo para renovar un órgano tan importante de la organización. La respuesta es clara: porque nos encontramos ante dos candidatos que representan bloques diferenciados en África: el bloque francófono (representado por el gabonés Jean Ping) y el bloque anglosajón (representado por la sudafricana Nkosazana Dlamini Zuma). Y cada uno (entiéndase Francia o Gran Bretaña) quiere desde la UA, máxima organización continental, controlar el continente.
El destino del continente africano sigue decidiéndose a miles de kilómetros, en las antiguas metrópolis. Las independencias declaradas hace medio siglo son meras declaraciones y no se han hecho efectivas. Las metrópolis son las que deciden quien ha dirigir las organizaciones regionales; ponen y quitan los gobiernos en la mayoría de los países africanos.
Mientras los países africanos sigan siendo marionetas en manos de sus respectivas metrópolis, el pueblo seguirá padeciendo el doble yugo: el de sus propios gobiernos (dictatoriales) y el de los gobiernos extranjeros con sus multinacionales.
Otro día hablaremos del tercero en la discordia, que acaba de construir la nueva sede de la Unión Africana en Adis-Abeba, “gratis”. Me refiero a China.
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